Los Corresponsables Dan Gracias en Todas las Cosas

Gracias, Señor
Por todas cosas bellas y maravillosas que experimentamos en nuestra vida;
por la belleza de la tierra y sus sorprendentes colores;
por las frescas mañanas de otoño y las luminosas noches de invierno;
por las montañas y los bosques, los ríos y los litorales.
Gracias, Señor
Por todas las cosas bellas y maravillosas que experimentamos en nuestra vida;
por el agua que purifica, la ropa que nos brinda calor, el alimento que nos nutre
y el hogar que nos da confort.
Gracias, Señor
Por todas las cosas bellas y maravillosas que experimentamos en nuestra vida;
por aquellos que nos aman y cuidan de nosotros; por aquellos que nos aprecian
por quienes somos; por nuestra familia, amigos y vecinos.
Gracias, Señor
Por todas las cosas bellas y maravillosas que experimentamos en nuestra vida;
por el don de Cristo, tu Hijo;
por su vida, su Evangelio, su cruz, y su Iglesia;
por su alimento Eucarístico
y la promesa de estar siempre con nosotros.
Gracias, Señor
Por todas las cosas bellas y maravillosas que experimentamos en nuestra vida;
por el tiempo que tú nos has otorgado, por la vida que nos has ofrecido,
por las oportunidades que nos has concedido, y por los milagros que has hecho
para nosotros.
Gracias, Señor
Por todas las cosas bellas y maravillosas que experimentamos en nuestra vida;
y por tu amor infinito que satisface nuestras necesidades diarias.
Que nuestro amor, sea conocido también, por su abundancia,
por su prontitud para bendecir y sanar,
para ofrecer paz y promover la justicia,
y para servir en el nombre de Jesús.
Amén.

 

“Salmos, 92”
“Es bueno dar gracias al Señor y celebrar tu nombre, Dios Altísimo, proclamar tu amor por la mañana y tu fidelidad durante la noche, con liras de diez cuerdas y cítara y un suave acompañamiento de arpa. Pues me alegras, Señor, con tus acciones; yo exclamo al ver las obras de tus manos: “¡Cuán grandes son tus obras, oh Señor, y cuán profundos son tus pensamientos!” El de corazón torpe de esto nada sabe y el insensato nada de esto entiende. Si brotan como hierba los impíos o florecen aquellos que obran mal, es para que sean por siempre destruidos. Mas tú, Señor, dominas para siempre. ¡Mira cómo perecen tus contrarios, cómo mueren, Señor, tus enemigos, y se dispersan todos los que hacen el mal! Levantas mi cornamenta como levanta el búfalo la suya, me haces masajes con aceite fresco; miro con desprecio a los que me espían y oigo, sin temor, a esos criminales. “El justo crecerá como palmera, se alzará como cedro del Líbano. Los plantados en la casa del Señor darán flores en los patios de nuestro Dios. Aún en la vejez tendrán sus frutos pues aún están verdes y floridos, para anunciar cuán justo es el Señor: El es mi Roca, en él no existe falla”.”

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